Nombre: MARÍA JUANA
Apellidos: GUESALAGA
Fecha de nacimiento: 03/12/1907
Fecha de defunción: 07/03/2004
Lugar de nacimiento: Zarautz
¿Dónde vivió?: Zarautz; Burdeos (Francia)
Estado civil: Casada
¿Tenía hijos/as? No
Ocupación: ama de casa.
LA HISTORIA DE MARIA JUANA
María Juana Guesalaga nació en Zarautz el 3 de diciembre de 1907. El 15 de octubre de 1931 contrae matrimonio con José Miguel Beguiristain Urdangarín, originario de Tolosa y zapatero de profesión. José Miguel fue un afiliado del Partido Comunista. Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, el marido de María Juana tomó parte activa en el conflicto alistándose en uno de los batallones de la UGT. En el transcurso de la guerra, llegaría a ser teniente de los batallones vascos de Madrid en Cataluña.
Tras la caída de los principales frentes republicanos, María Juana y José Miguel, como miles de personas entonces, huyeron a Francia y se exiliaron en Burdeos, pasando previamente por los campos de refugiados de Le Barcarès y Gurs.
Desde Francia, José Miguel Beguiristain continuó con su actividad política. Como integrante del Partido Comunista en el exilio, se dedicaba a obtener documentación falsa para los militantes clandestinos y realizaba labores de enlace. Por ello, en la Francia ya ocupada por los nazis, cruzó la frontera dos veces en 1942 con la misión de conseguir cédulas personales. En esos cruces clandestinos, se jugaba la vida atravesando furtivamente la frontera.
Cuando volvió de uno de estos peligrosos viajes, José Miguel Beguiristain encontró que su esposa, María Guesalaga, había sido detenida por los nazis, quizá investigada por la actividad clandestina de su marido. Al enterarse, decidió regresar a España. Allí fue detenido en 1943 cuando se estaba preparando para volver a Francia en una misión del Partido Comunista. Fue encarcelado en Alcalá de Henares, pero se perdió su pista para siempre tras fugarse.
Prisioneras en el campo de concentración de Ravensbrück
María fue trasladada al campo de tránsito de Compiègne, al norte de París, a donde llega el 28 de abril de 1943. Sin marido y sin amigos a los que recurrir, para María empezaba un camino lleno de obstáculos y dificultades extremas en el que tuvo que resistir y luchar, primero por sobrevivir, y después por volver a sacar de nuevo su vida adelante.
Tras pasar dos días en Compiègne, fue enviada en un convoy con 1096 presas a Ravensbrück, un campo de concentración sólo para mujeres, apenas a 90 kilómetros al norte de Berlín, donde ingresó con el número de matrícula 19.424 bajo el nombre de María Beguiristain, tomando el apellido de su marido tal como es costumbre en Francia.
Este campo de concentración tuvo como prisioneras entre 1939 y 1945 a alrededor de 132.000 mujeres y niños de más de 40 países. Miles fueron asesinadas o simplemente murieron de hambre o enfermedades. A finales de 1944 las SS instalaron una cámara de gas, donde se calcula que murieron asfixiados 5.000 y 6.000 prisioneras. El número total de víctimas del campo se estima en al menos 92.000 personas.
En estas duras condiciones, María Juana conoció a Rita Pérez, natural de Ribadesella (Asturias), que junto a su familia se había exiliado también en Burdeos durante la Guerra Civil. Durante el conflicto europeo, había colaborado con la resistencia, motivo por el que fue detenida, junto con otros miembros de su familia, y enviada a Ravensbrück el 3 de febrero de 1944. Su marido, Gregorio Pérez, murió en el campo de de Sauchsenhausen. Paúl, el hijo menor de ambos, muere en el campo de exterminio de Orrienemburg. Sólo Francisco, el mayor, lograría sobrevivir a la terrible experiencia del campo de concentración de Dachau.
Carné de deportada de Rita Pérez, emitido por el ministerio francés de antiguos combatientes y víctimas de la guerra en 1952.
Monumento de Fritz Cremer en el campo de Ravensbrück, Alemania.
Entre María y Rita surgirá una gran amistad que les permitirá afrontar con más fuerza las duras condiciones de existencia. El campo fue liberado el 23 de abril de 1945 por la Cruz Roja y el ejército ruso. Habían conseguido sobrevivir a los horrores de Ravensbrück y a los experimentos médicos sobre mujeres y niños. Tras recuperarse regresaron a Francia y se instalaron de nuevo en Burdeos. El camino había sido difícil hasta entonces: habían abandonado su país por una guerra casi una década antes; intentaron rehacer sus vidas cuando el inicio de la II Guerra Mundial cambió el panorama mundial para siempre; se comprometieron en esa lucha y pagaron un precio alto; lograron sobrevivir al horror de un campo de concentración nazi. De nuevo libres, les faltaba una última dura prueba: empezar de nuevo y rehacer sus vidas en un país que no era el suyo.
La amistad entre María y Rita continuó hasta que se convirtió en un vínculo familiar. El 19 de noviembre de 1956, María se casó con Francisco, el hijo de Rita, su único familiar superviviente de los campos de concentración. Vivirán en Burdeos.
Desde el exilio francés y durante el periodo de la dictadura franquista, María se carteó con su familia en Zarautz y en alguna ocasión cruzó la muga para reunirse con ella. Sin embargo, su familia no conoció los detalles de lo vivido por María. A ella no le gustaba hablar de estos temas. O quizá el entorno de una dictadura que había colaborado con el régimen nazi no propiciaba hablar de ello.
Su suegra Rita primero y, después, su marido Francisco, murieron. Viuda y mayor, decide pasar los últimos años de su vida, y debido a motivos de salud, junto a su familia de Zarautz. Allí es cuidada por unos sobrinos. Murió en su pueblo natal el 7 de marzo de 2005, cuando tenía 97 años, después de una dura existencia en la que demostró una enorme capacidad de resistencia y una voluntad incansable de seguir hacia adelante y reconstruir su vida en condiciones muy adversas.
María, Francisco y Rita.