Se trata de una decisión, una actitud y un proceso. Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros/as. El perdón no hace que se olvide la agresión recibida, pero si ayuda a explicarla y entenderla desde una perspectiva menos personal, más amplia. Nos hace pensar que el sufrimiento y la maldad son partes inevitables de la vida, favorece el restablecimiento del equilibrio y la paz interior y ayuda a abrir una ventana de oportunidad al mundo.