FLORENTINO GOIKOETXEA
Nació en Hernani en 1898, donde vivió hasta el comienzo de la Guerra Civil en 1936, momento en el que se exilia en Ciboure, una pequeña localidad costera junto a San Juan de Luz, en Lapurdi, donde comienza a ganarse la vida como contrabandista cruzando la muga entre Francia y España. Allí le sorprende el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión y rendición de Francia ante el ejército nazi en junio de 1940.
RECUPERANDO LA MEMORIA HISTÓRICA
La recuperación de la memoria histórica es el proceso de recopilación de los hechos y circunstancias acaecidos durante periodos de violencia de motivación política; busca establecer un marco adecuado para el reconocimiento público y la rehabilitación moral de quienes fueron perseguidos y perseguidas, y que sufrieron injustas sanciones y condenas impuestas por motivos políticos, ideológicos o de índole religiosa. Así mismo, busca promover una revisión crítica del pasado con el objetivo de no repetir las graves vulneraciones de derechos ocurridas en el pasado y construir un futuro en paz.
El objetivo principal de este proceso es honrar y recuperar para siempre a todas las víctimas de la Guerra Civil y a las personas que hicieron frente a la represión política, social, cultural del régimen dictatorial que la sucedió, tanto dentro como fuera de las fronteras del Estado. Y con ellos, a sus familias.
Estos esfuerzos, como es lógico, se han centrado en el reconocimiento de las víctimas de violaciones masivas de derechos humanos y, en el contexto estatal y local, en el incipiente esfuerzo por reparar las vulneraciones sufridas durante la Guerra Civil y el Franquismo. Sin embargo, consideramos que en el intento por recuperar la memoria, se ha dejado de lado a personas concretas, anónimas, que en este contexto aportaron soluciones noviolentas ejemplarizantes a situaciones de vulneración. Por esta razón hemos intentado rescatar del olvido a 5 personajes que mantuvieron actitudes ejemplarizantes y que contribuyeron con sus actitudes noviolentas a la construcción de una cultura de paz.
FLORENTINO GOIKOETXEA BEOBIDE Y LA SOLIDARIDAD
FICHA
Nombre: FLORENTINO Apellidos: GOIKOETXEA BEOBIDE Fecha de nacimiento: 14/03/1898 Fecha de defunción: 27/07/1980 Lugar de nacimiento: Hernani ¿Dónde vivió?: Hernani; Ciboure (Francia) Estado civil: Casado ¿Tenía hijos/as? Desconocido Ocupación: contrabandista (durante la II Guerra Mundial). |
LA HISTORIA DE FLORENTINO
Florentino Goikoetxea nació en Hernani en 1898, donde vivió hasta el comienzo de la Guerra Civil en 1936, momento en el que se exilia en Ciboure, una pequeña localidad costera junto a San Juan de Luz, en Lapurdi, donde comienza a ganarse la vida como contrabandista cruzando la muga entre Francia y España. Allí le sorprende el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión y rendición de Francia ante el ejército nazi en junio de 1940. En toda la Europa ocupada, pronto comenzaron a movilizarse y organizarse de forma clandestina ciudadanos y ciudadanas que, arriesgando sus propias vidas, buscaban la liberación de su país. Formaban la Resistencia contra el enemigo nazi. Una de estas organizaciones fue la conocida Red Comète, fundada en el verano de 1940 en Bruselas por la belga Andrée De Jongh y Arnold Deppé con la intención de ayudar a los aviadores aliados derribados en territorio ocupado a no ser capturados y huir clandestinamente a su país de origen. Organizar una red de evasión de estas características suponía un enorme despliegue logístico teniendo en cuenta que la ruta atravesaba Francia hasta la frontera con España en el País Vasco Francés (Hegoalde), donde esperaban el momento adecuado para cruzar. Requería, para empezar, de una buena planificación y de la intervención de numerosas personas que formaban parte de la red, desde acompañantes de los soldados en evasión, hasta personas que ofrecían sus casas y baserris esparcidos por la zona (Anglet, Ciboure…). En este engranaje, faltaba una pieza fundamental: una persona que pasara a los evadidos a través de los montes que conformaban la muga. Eran los mugalaris. Además, la red, aunque de origen belga, era financiada por las autoridades británicas. Integraban la trama el consulado del Reino Unido en Bilbao y la embajada en Madrid, además de miembros del Servicio Secreto británico, que se encargaban de, una vez cruzaba la frontera, contactar a través de personas de la red en España con los soldados huidos para llevarlos a través de la península hasta Gibraltar, donde cogían un vuelo de regreso a casa. Florentino Goikoetxea entró a colaborar en la red Cométe desde 1941 gracias a su amistad con Kattalin Aguirre, vecina de Ciboure y miembro de la Resistencia. Para ello habían sido fundamentales dos cosas: por un lado, por su profesión de contrabandista – o el negocio de la importación y la exportación, como le gustaba decir a él – Florentino conocía perfectamente los pasos de montaña entre Francia y Hegoalde, además de tener numerosos contactos a ambos lados de la muga; por otro lado, un compromiso firme con la causa de la Resistencia y un espíritu solidario hacia aquellos que padecían la persecución del ejército nazi, soldados pero también civiles. Florentino se convirtió así en el mugalari de la red Comète. No fue una tarea fácil. En el lado francés, la Gestapo rastreaba constantemente los pasos y las redadas en busca de colaboradores eran frecuentes en la zona. Al otro lado, la Guardia Civil, alertada por el ejército alemán, vigilaba la zona del Bidasoa. El tren con los pilotos huidos llegaba a Baiona o San Juan de Luz donde eran acogidos clandestinamente en casas de personas que participaban en la red. Debido a las patrullas de vigilancia, había que esperar a que se hiciera la noche. Florentino, acompañado de los pilotos evadidos, intentaba encontrar el camino correcto en la oscuridad. La marcha era a pie. El primer objetivo, llegar al caserío Bidegain Berri, último punto de apoyo en Francia. A partir de ahí, Florentino guiaba a los pilotos a través de los montes, cruzaban la frontera y bajaban hasta el Bidasoa. Una vez allí, cruzaban el río sigilosamente y eran acogidos por familias a este lado de la muga antes de iniciar su viaje hacia Gibraltar, como Bernado Arakama, dueño de un garaje en el barrio de Gros y colaborador activo de la red Comète. Era una tarea enormemente arriesgada, como prueba el hecho de que en enero de 1943 una redada de la Gestapo gracias a la delación de un vecino, acaba con la detención de buena parte de los integrantes y colaboradores de la red, entre ellos, la fundadora Andrée de Jongh. Aunque fue un duro golpe para la organización (no será el único), fue capaz de reorganizarse, reanudar su labor y abrir nuevas vía de paso a lo largo de la frontera. Florentino no fue detenido en esa ocasión ya que no guiaba esa noche, pero no tendría tanta suerte más adelante. El 26 junio de 1944, cuando ya había comenzado la liberación de Francia, el mugalari volvía a Iparralde tras haber cruzado la frontera guiando a un grupo de pilotos. Una patrulla alemana le sorprende y abre fuego hiriéndole en varias partes de su cuerpo. Fue llevado al hospital de Baiona a la espera de que los miembros de la Gestapo se hicieran cargo de él al día siguiente para interrogarle. Los miembros de la red Cométe junto a otras organizaciones de la Resistencia elaboran un plan de fuga. Disfrazados como agentes de la Gestapo, entran en el hospital , sacan a Florentino de su cama y se lo llevan dentro de una camioneta que había sido pintada como una ambulancia para la ocasión. Florentino permanecerá escondido hasta el mes de agosto, en el que la región será liberada de la ocupación Nazi. Gracias a la labor de Florentino y de otros muchos que formaron parte de la organización y arriesgaron solidariamente su vida (se dice que la red llegó a tener 1700 agentes y colaboradores de los cuales 700 fueron detenidos y 200 fueron fusilados o muertos en la deportación), la red Comète logró evadir a 800 fugitivos, la mayor parte aviadores aliados. Florentino llegó a pasar 227 aviadores y otros agentes franceses y belgas. Además, colaboró con otras redes de la Resistencia. Por este motivo, recibió el reconocimiento oficial de los países aliados durante la guerra (Bélgica, Reino Unido, EE.UU…), siendo condecorado en junio de 1977 con la más importante de las distinciones francesas, sólo concedida por méritos extraordinarios: la Legión de Honor. |
MARÍA JUANA GUESALAGA ETXAIDE Y LA RESILIENCIA
FICHA
Nombre: MARÍA JUANA
Apellidos: GUESALAGA Fecha de nacimiento: 03/12/1907 Fecha de defunción: 07/03/2004 Lugar de nacimiento: Zarautz ¿Dónde vivió?: Zarautz; Burdeos (Francia) Estado civil: Casada ¿Tenía hijos/as? No Ocupación: ama de casa.
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LA HISTORIA DE MARÍA:
María Juana Guesalaga nació en Zarautz el 3 de diciembre de 1907. El 15 de octubre de 1931 contrae matrimonio con José Miguel Beguiristain Urdangarín, originario de Tolosa y zapatero de profesión. José Miguel fue un afiliado del Partido Comunista. Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, el marido de María Juana tomó parte activa en el conflicto alistándose en uno de los batallones de la UGT. En el transcurso de la guerra, llegaría a ser teniente de los batallones vascos de Madrid en Cataluña. Tras la caída de los principales frentes republicanos, María Juana y José Miguel, como miles de personas entonces, huyeron a Francia y se exiliaron en Burdeos, pasando previamente por los campos de refugiados de Le Barcarès y Gurs. Desde Francia, José Miguel Beguiristain continuó con su actividad política. Como integrante del Partido Comunista en el exilio, se dedicaba a obtener documentación falsa para los militantes clandestinos y realizaba labores de enlace. Por ello, en la Francia ya ocupada por los nazis, cruzó la frontera dos veces en 1942 con la misión de conseguir cédulas personales. En esos cruces clandestinos, se jugaba la vida atravesando furtivamente la frontera. Cuando volvió de uno de estos peligrosos viajes, José Miguel Beguiristain encontró que su esposa, María Guesalaga, había sido detenida por los nazis, quizá investigada por la actividad clandestina de su marido. Al enterarse, decidió regresar a España. Allí fue detenido en 1943 cuando se estaba preparando para volver a Francia en una misión del Partido Comunista. Fue encarcelado en Alcalá de Henares, pero se perdió su pista para siempre tras fugarse. María fue trasladada al campo de tránsito de Compiègne, al norte de París, a donde llega el 28 de abril de 1943. Sin marido y sin amigos a los que recurrir, para María empezaba un camino lleno de obstáculos y dificultades extremas en el que tuvo que resistir y luchar, primero por sobrevivir, y después por volver a sacar de nuevo su vida adelante. Tras pasar dos días en Compiègne, fue enviada en un convoy con 1096 presas a Ravensbrück, un campo de concentración sólo para mujeres, apenas a 90 kilómetros al norte de Berlín, donde ingresó con el número de matrícula 19.424 bajo el nombre de María Beguiristain, tomando el apellido de su marido tal como es costumbre en Francia. Este campo de concentración tuvo como prisioneras entre 1939 y 1945 a alrededor de 132.000 mujeres y niños de más de 40 países. Miles fueron asesinadas o simplemente murieron de hambre o enfermedades. A finales de 1944 las SS instalaron una cámara de gas, donde se calcula que murieron asfixiados 5.000 y 6.000 prisioneras. El número total de víctimas del campo se estima en al menos 92.000 personas. En estas duras condiciones, María Juana conoció a Rita Pérez, natural de Ribadesella (Asturias), que junto a su familia se había exiliado también en Burdeos durante la Guerra Civil. Durante el conflicto europeo, había colaborado con la resistencia, motivo por el que fue detenida, junto con otros miembros de su familia, y enviada a Ravensbrück el 3 de febrero de 1944. Su marido, Gregorio Pérez, murió en el campo de de Sauchsenhausen. Paúl, el hijo menor de ambos, muere en el campo de exterminio de Orrienemburg. Sólo Francisco, el mayor, lograría sobrevivir a la terrible experiencia del campo de concentración de Dachau. Entre María y Rita surgirá una gran amistad que les permitirá afrontar con más fuerza las duras condiciones de existencia. El campo fue liberado el 23 de abril de 1945 por la Cruz Roja y el ejército ruso. Habían conseguido sobrevivir a los horrores de Ravensbrück y a los experimentos médicos sobre mujeres y niños. Tras recuperarse regresaron a Francia y se instalaron de nuevo en Burdeos. El camino había sido difícil hasta entonces: habían abandonado su país por una guerra casi una década antes; intentaron rehacer sus vidas cuando el inicio de la II Guerra Mundial cambió el panorama mundial para siempre; se comprometieron en esa lucha y pagaron un precio alto; lograron sobrevivir al horror de un campo de concentración nazi. De nuevo libres, les faltaba una última dura prueba: empezar de nuevo y rehacer sus vidas en un país que no era el suyo. La amistad entre María y Rita continuó hasta que se convirtió en un vínculo familiar. El 19 de noviembre de 1956, María se casó con Francisco, el hijo de Rita, su único familiar superviviente de los campos de concentración. Vivirán en Burdeos.
Desde el exilio francés y durante el periodo de la dictadura franquista, María se carteó con su familia en Zarautz y en alguna ocasión cruzó la muga para reunirse con ella. Sin embargo, su familia no conoció los detalles de lo vivido por María. A ella no le gustaba hablar de estos temas. O quizá el entorno de una dictadura que había colaborado con el régimen nazi no propiciaba hablar de ello. Su suegra Rita primero y, después, su marido Francisco, murieron. Viuda y mayor, decide pasar los últimos años de su vida, y debido a motivos de salud, junto a su familia de Zarautz. Allí es cuidada por unos sobrinos. Murió en su pueblo natal el 7 de marzo de 2005, cuando tenía 97 años, después de una dura existencia en la que demostró una enorme capacidad de resistencia y una voluntad incansable de seguir hacia adelante y reconstruir su vida en condiciones muy adversas. |
MARÍA DOLORES GOYA Y LA DESOBEDIENCIA CIVIL
FICHA
Nombre: MARIA DOLORES
Apellidos: GOYA Fecha de nacimiento: 19/02/1913 Fecha de defunción: 29/08/1986 Lugar de nacimiento: Donosti ¿Dónde vivió?: Donosti Estado civil: Casada ¿Tenía hijos/as? Tres hijas Ocupación: Andereño
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LA HISTORIA DE MARIA DOLORES
Nacida en San Sebastián el 19 de febrero de 1913. Realiza sus estudios primarios en las escuelas privadas de San Bartolome y Villa Belen. El bachillerato lo cursa en el Instituto Provincial (hoy en día el centro cultural Koldo Mitxelena) y obtiene el título en 1929. Con la guerra civil a punto de estallar trabaja como profesora en la Ikastola de la Calle Etxaide, y en septiembre de 1936 realiza el primer examen de las oposiciones a la escuela pública. El segundo ejercicio de la oposición consistía en prácticas de un año de duración en una escuela. Estas prácticas las realiza en Plentzia (Bizkaia) a donde huye en barco ya que el 13 de septiembre entran los “Requetés” a Donostia. Estuvo realizando las prácticas hasta que cierran las escuelas tras el bombardeo de Gernika.
El 22 mayo de 1937 huye al Reino Unido con 95 alumnos/as suyos en el barco “La Habana”, en el barco viajaban además 3500 niños/as. El barco “La Habana” era uno de los tantos barcos que El Gobierno Vasco dispuso para que los/as niños/as pudieran huir de la guerra. Al llegar a Southampton se les dividió por todo el país y Maria Dolores fue a parar a la isla de Wihgt. En Wight permanece 7 meses y posteriormente se traslada a Paris donde vivía una prima. En Paris estuvo viviendo 2 años enseñando español al hijo de una familia Polaca. Posteriormente fue a Donibane Lohitzune donde vivían su padre, su madre y una prima suya. Al término de la guerra regresa a Euskal Herria en 1941. En la frontera quisieron detenerla y castigarle con 10 años de cárcel por haber huido a Inglaterra con los/as niños/as de la guerra pero no lo cumplieron. Aun así le abrieron una ficha policial. De nuevo se acerca a la enseñanza y en 1943 abre una escuela en Ergobia. Ese mismo año se casa y tiene un hijo. En 1946 tiene que dejar el trabajo al nacer su segundo hijo. Al nacer su tercer hijo en 1951 se traslada a vivir al barrio de Gros en la calle Karkizano y en esa casa, animada por Elisabete Maiztegik, decide abrir una ikastola. En aquella época las Ikastolas eran clandestinas y se abrían en casas particulares. Las andereños eran antiguas maestras de escuela. No había muchas ikastolas y las que había contaban con pocos alumnos/as. Esta clandestinidad lo era tanto para las andereños como para las familias que llevaban a sus hijos/as. Y suponía un gran riesgo. En aquellos años estaba prohibido hablar en euskera, un titular del periódico de aquella época “La Voz de España” lo refleja en portada “Se prohíbe hablar vascuence”. Existían inspectores para controlar que la lengua de enseñanza fuera el español. En la ikastola de Maria Dolores recibieron la visita de uno de estos inspectores, pero Maria Dolores enseño su título de maestra de la república y no tuvieron problemas. La mayoría de las familias eran abertzales y estaban muy concienciadas en la importancia de que sus hijos/as estudiasen en euskera. Este objetivo no solo se limitaba a la Ikastola sino que también se juntaban y solían ir a la plaza Cataluña del barrio de Gros todos/as juntos/as para continuar hablando euskera. Maria Dolores comenzó a dar clases en una habitación de su casa a 10 alumnos/as de 3-10 años y pronto subió el número de alumnos/as a 20. Al comienzo el alumnado solo asistía 2 horas al día algunos a la mañana y otros a la tarde pero a petición de las familias, el horario aumento a 2 horas mañana y 2 horas tarde. A diferencia del resto de las ikastolas, donde se sentaban en el suelo, la ikastola de Maria Dolores contaba con mesas y sillas. En aquella época no existían material en euskera para estudiar, y Maria Dolores tuvo que buscar y rebuscar hasta encontrar material que le pudiese servir. Desde una Cartilla de “Txomin Ikasle” que le servía para enseñar las letras, a un antiguo tratado que encontró escrito en Vizcaíno. Al de poco tiempo Maritxu Berriolak publicó “Xabiertxo” y Maria Dolores adquirió 20 ejemplares, este libro fue muy utilizado, también consiguió el libro “Leoi-kumea” libro que aunque era difícil para el alumnado lo utilizaba a menudo. En la feria de Durango también consiguió un buen número de libros para enseñar a leer y escribir destacando el libro Umien Adizkidea de Julene Azpeitia. El alumnado de 9-10 años tenía que hacer examen de ingreso a bachiller para seguir estudiando por lo que en la Ikastola también se enseñaba español cuando cumplían los 9 años. Maria Dolores tuvo como referencia el método pedagógico de los “Centros de interés”, que descubrió en su época de estudiante, este método fue ideado por Ovide Decrolyy y consistía en centrar los temas de estudio de acuerdo con los intereses de los/as niños/as en cada edad. Así mismo también tenían un mapa de Euskal Herria para aprender la localización de los municipios, ríos y montes vascos. Maria Dolores también incluía en su metodología de enseñanza las canciones y los rezos en euskera. A comienzos de 1964, Miren Egaña, hija de Maria Dolores, se incorpora a dar clases. Entre las dos contaban con 80 alumnos/as. 40 de 7-9 años y otros 40 de 3-6 años. Ante la imposibilidad de acoger tal números de alumnos/as se trasladan a dos habitaciones del piso inferior de la casa. Maria Dolores permaneció dando clases hasta 1970. La ikastola siguió funcionando otros 5 años con Miren Egaña. Maria Dolores es una pionera y un referente en el impulso y creación de las Ikastolas. Algo que consiguió asumiendo grandes riegos, con escasos recursos y ejerciendo la desobediencia civil. |
Comic Desobediencia civil
JOSÉ IGNACIO DE SOLA TAMAMES: RESILIENCIA Y SOLIDARIDAD
Ficha
Nombre: JOSÉ IGNACIO
Apellidos: DE SOLA TAMAMES Fecha de nacimiento: 15/08/1932 Fecha de defunción: Lugar de nacimiento: Irun ¿Dónde vivió?: Francia Estado civil: Casado ¿Tenía hijos/as? 2 hijas |
LA HISTORIA DE JOSE IGNACIO
José Ignacio de Sola nació en Irún el 15 de septiembre del 1932. Su padre fue tornero en la compañía del Norte de ferrocarril y su madre trabajaba en Hendaya. Vivía en Irún una vida sin dificultades cuando estalló la Guerra Civil Española. Bombardean Irún y un obús destroza su casa. Huyen a Hodarribia y desde Hondarribia parten en una lancha al puerto de Caneta a Hendaya. Gracias a amistades de su madre, les acogen y permanecen unos días en Hendaya, pero debido a la condición republicana de su padre, y al hecho de que la república Española resistía en la parte de Cataluña, parten a Barcelona donde permanecen durante un tiempo. Con apenas nada para comer aprovechaban que su padre era ferroviario para hacer viajes en tren y pedir comida a los caseros para poder alimentarse. Comienzan los bombardeos en Barcelona y en estos bombardeos José Ignacio es testigo de escenas dantescas, de gente herida y cadáveres en las calles. Durante estos sucesos se escondían en el metro y en las bodegas de la casa de unos familiares donde vivían. Llevaban una temporada viviendo en Barcelona, cuando el ejército de Franco tomó la ciudad por lo que huyen andando a Francia. Cuando podían cogían un camión o un carro, dormían en los bosques y regularmente oían las ametralladoras de los aviones del ejército franquista. Cuando llegaban los aviones se escondían en las cunetas y la supervivencia era cuestión de suerte. Conocieron a una familia cuyos miembros fueron muriendo uno a uno en el transcurso del viaje, víctimas de las ametralladoras, al final solo quedó una niña que al llegar a la frontera las autoridades retuvieron y no la dejaron que fuese con ellos. Desde la frontera les llevaron al centro de Francia, a Clermont Ferrand, donde estuvieron en un convento de monjas bien atendidos. A su padre le mandaron a Argeles Sur-Mer (Perpiñan) donde pasó grandes dificultades y mucha hambre. En vigencia todavía la república francesa, su padre consiguió un trabajo de Tornero en Oloron-Sainte-Marie mientras residía de Arudy, un pueblo cercano. Estuvieron separados un tiempo, pero gracias a la Cruz Roja y el Gobierno Vasco del Lehendakari Aguirre pudieron reagruparse porque disponían de ayudas para la reagrupación familiar. Lograron localizar a José Ignacio, su madre y su hermano y se juntaron todos en Arudy. Permanecen en Arudy un año donde vivieron en buenas condiciones y José Ignacio iba a la escuela. José Ignacio recuerda que pese a encontrar un periodo de calma en este pueblo, en la escuela seguía estigmatizado y le golpeaban con una regla en la manos y le insultaban llamándole “rojo”. Entran los alemanes en Francia y se instaura el gobierno de Vichy. La familia de José Ignacio es capturada en su casa de Arudy al ser considerados “Indeseables”. Son llevados a un campo de refugiados cercano a Pau. Desde ese campo son trasladados a la estación, en el trayecto al campo cruzan la ciudad sufriendo la mirada de asco y reproche de la población. A José Ignacio le obligan a entregar su bicicleta que le habían traído los reyes a un niño de la ciudad. En tren son trasladados al campo de refugiados de Gurs cuyas dimensiones eran 2 km de largo y 700- 800 metros de ancho. El campo estaba dividido en dos partes, por un lado las mujeres y por otro lado los hombres. José Ignacio contaba con 8 años de edad y se quedó con su madre, ya que a partir de los 13 años se iban con los hombres. Por el campo llegaron a pasar 60.600 personas y en permanencia estaban de 12.000 a 14.000 personas. Al principio en el campo estuvieron presos miembros del ejército republicano español, y llegaron a estar 6.555 vascos, ya que estaba cerca de la frontera. El campo estaba en buenas condiciones y estaban bien alimentados. Pero cuando llegó José Ignacio y su familia el campo estaba muy deteriorado y las condiciones generales habían empeorado. Cuando llovía el barro les llegaba hasta las rodillas. Los barracones, donde se hacinaban 60 personas no tenían ventanas. Para lavarse solo había un pequeño depósito de agua, si no se levantaban temprano, se quedaban sin agua el resto del día. Las letrinas eran corrida y abiertas a la intemperie de los temporales, en verano al estar cerca de las barracas el olor de las letrinas era insoportable. La comida consistía en remolacha, nabos, pan y agua.
Al de un tiempo comenzaron a llevar al campo a judíos y judías. José Ignacio presenció cómo una mujer judía se negó a comer y murió de inanición en su barracón. Cuando alguien moría tenían que sacarle de la barraca y llevarle a la entrada del campo. Al llegar los judíos y judías trasladan a José Ignacio y su familia al campo de Rivesaltes en un tren para transportar ganado. En este campo, expuesto a fuertes vientos de la tramontana, las condiciones siguen siendo muy adversas. Su padre es llevado a trabajar al centro de Francia. La madre de José Ignacio a través de cartas le pide algo de dinero para poder coger un tren y logran huir del campo y llegar hasta donde estaba su padre. Pero son de nuevo capturados y trasladados al campo de Rivesaltes. Dentro del campo son separados de su madre, que la trasladan con las mujeres y José Ignacio se queda solo con su hermano. En Rivesaltes su madre está a punto de ser trasladada a Auschwitz. Pero gracias al conocimiento del idioma francés y ejercer de intérprete consigue permanecer en el campo y reencontrarse con sus hijos. En este campo a veces les sacaban a pasear al bosque y en el bosque conseguían piñas e hinojo que hervían en latas para poder alimentarse. El padre de José Ignacio se convierte en un especialista del carbón de madera y consigue un trabajo en el centro de Francia, al conseguir un oficio, a José Ignacio, su madre y su hermano les permiten reunirse con él. José Ignacio y su familia tenían comida pero las situaciones adversas continúan, sufriendo temperaturas bajo cero viviendo en casas sin ventanas. José Ignacio no regresará a Irún hasta que no cumple los 35 años de edad, luego regresará a Francia donde reside en la actualidad. Es un ejemplo de resistencia tras haber superado situaciones enormemente hostiles. Un ejemplo de esta resiliencia y coraje es que actualmente José Ignacio colabora con Hezizerb Elkartea y realiza las labores de guía en el campo de Gurs para el programa Orbel Haizea. Programa para la recuperación de la memoria histórica destinado al alumnado, impulsado por el ayuntamiento de Irún y gestionado por Hezizerb Elkartea. Jose Ignacio también Forma parte de la Amicale de Gurs (asociación para la memoria histórica sobre el campo de Gurs). |