La no violencia es una forma de estar en la vida y se entiende como una propuesta positiva para enfrentar los conflictos sociales e intentar transformarlos. No solo busca una ausencia formal de la violencia sino superar las injusticias generadoras de esos conflictos y reaccionar ante la pasividad y apatía que conllevan. Es por ello que la noviolencia es necesariamente activa y se opone a la pasividad que suele asociarse al pacifismo. Busca construir alternativas desde abajo, donde nadie se escuda en la legalidad vigente para negar la legitimidad de las aspiraciones y propuestas ciudadanas. Y eso hay que ganarlo a pulso, participando, actuando, resistiendo, persuadiendo y dando razones.
Los diferentes autores que hablan sobre la noviolencia, entienden la desobediencia civil como acción que justifica esta técnica de lucha, es decir, la opción de poder elegir la forma de lucha contra las injusticias sin crear otras injusticias en su consecución.
Howard Zinn en su escrito “Nadie es neutral en un tren en marcha” señala que no sólo hay guerra “sino resistencia a la guerra, no sólo injusticia sino rebelión frente a la injusticia, no sólo egoísmo sino entrega personal, no sólo silencio ante la tiranía sino desafío, no sólo insensibilidad sino comprensión”.
